martes, 26 de marzo de 2013

Sobre los delegados


La existencia de delegados, está constituida por diversos elementos:

> La elección: no se trata de alguien que se autoproclama delegado. Al delegado lo elegimos entre quienes somos parte de un cierto ámbito.

> Su participación ante problemas concretos de las y los compañeros: como trabajadores y trabajadoras sabemos que hay muchas cuestiones que dejan mucho que desear: en nuestras condiciones laborales, en nuestras formas contractuales, en el trato que nos dan las autoridades o el legalismo de RRHH.

> Su mediación ante las autoridades: No resuelve problemas puntuales, sino que hace de mediador entre el grupo organizado y quién pueda dar una respuesta. La gracia de que interceda un delegado es que su voz es la de quiénes le dieron un mandato. No es sólo su palabra la que tiene que expresarse ante las autoridades: es la de todos sus compañeros, así que por eso cuenta con una fortaleza que no la tenemos si nos entrevistamos por separado: unidos somos más fuerte.

El tener esta forma de organización gremial en nuestro lugar de trabajo implica una gran responsabilidad.

> Por parte de quienes asumen esa tarea, que se comprometen a estar al tanto de las novedades gremiales, la coordinación con otros sectores que estén desarrollando discusiones o luchando por ciertas reivindicaciones, los beneficios que otorga ser parte de un gremio (descuentos, lugares para vacacionar), y mucho más, para circular la información entre sus compañeros y compañeras, acercar inquietudes al gremio, realizar averiguaciones en recursos humanos, etc.

> Por parte de quienes eligen a los delegados, implica un compromiso de informarse, estar atentos a aquellas cuestiones de otros trabajadores que nos llamen a movilizarnos, a ser solidarios, implica dejar de lado la indiferencia, apuntar a dejar atrás el individualismo. Jugarnos a dar las peleas por nuestras condiciones laborales en forma colectiva, confiados de que organizados tenemos más posibilidades de estar cada vez mejor, entre todos.

En el Ministerio de Economía actualmente no existen delegados formalmente elegidos en las distintas oficinas. Sin duda se trataría de un avance el poder discutir en nuestras oficinas la posibilidad de contar con delegados, que tengan una cobertura formal gremial.

Reclamos sobran (salario, horas extras, asignaciones, contratos, la falta de la guardería y un largo etc.).
Problemas con funcionarios sobran.

Lo que falta es organización. Entre todos podemos cambiarlo.

De Plantas y Plantones



Pocas horas antes de que termine el año 2012 fuimos notificados por correo electrónico que habría 66 vacantes descongeladas de la planta permanente y hace un par de semanas nos han informado en qué consistirían esos cargos. También existe la promesa de otros 110 cargos entre Mayo y Junio.

Hace rato que quienes trabajamos en el Ministerio sentimos la necesidad de que existan formas de contratación que no nos “regateen” derechos, que no nos precaricen. No se tratan de unos pocos casos aislados: solo el 34% del personal del Ministerio forma parte de la Planta Permanente, mientras que el 64% está contratado por Ley Marco. Esta información proviene del último informe de la Oficina Nacional de Empleo Público sobre discapacidad, del primer semestre del año 2012. Es el único documento público donde encontrar información sobre nuestras formas de contratación... Y aún así, no cuenta con datos sobre empleados con contratos UTN o tercerizados.


Hace 23 años que el ingreso a la Planta Permanente se encuentra prácticamente congelado –sin contar algunas incorporaciones muy puntuales (por ejemplo aquella vinculada al Programa de Economistas de Gobierno, hace más de 15 años)-. Sin embargo, a pesar de que el MEcon cuenta con 2.375 puestos disponibles en esta forma de contratación, solamente 1.309 se encuentran efectivos. Es decir que el 44% de los cargos presupuestados no son ocupados, existiendo la posibilidad concreta de que se efectivicen inmediatamente cientos de compañeras y compañeros sin requerir de dinero extra, pero aún así esto no sucede.
Estas 65 vacantes son apenas el 2,5% de los 2616 puestos irregularmente contratados (sobre un total de 3925 trabajadoras y trabajadores, sin contar los UTN que desconocemos, como ya dijimos). Todavía nos encontramos lejos de ser parte de un proceso genuino de normalización de la estructura, a pesar de las promesas presidenciales de hace un par de años (“No hay trabajadores de primera ni de segunda, ni en el Estado ni en ninguna parte: hay trabajadores de una sola clase, los trabajadores con derechos y permanencia en sus puestos”, Cristina Fernández de Kirchner, mayo de 2010).


¿Pero... qué es la planta permanente?

La Planta Permanente es la forma de contratación que por Ley debería ser la utilizada en el empleo público. Su retroceso en este período fue un proceso paralelo a la pérdida de derechos de gran parte de la clase trabajadora argentina.
En la Ley Marco de Regulación del Empleo Público se enumeran derechos con los que cuenta el personal de planta permanente. 

Sin embargo, como no se reconocen para aquellos empleados “Ley Marco”, se trata de letra muerta para la gran mayoría de los trabajadores del Ministerio. Hay que sumarle la disparidad salarial introducida por la ausencia del reconocimiento de los “tramos” que le corresponden a quienes se encuentran en la planta permanente entre los grados 4 y 10.
El punto en común que engloba a las distintas formas de contratación en contraposición a la planta permanente es la ausencia de una garantía sobre la estabilidad del puesto. Es decir, se trata de contratos por tiempo determinado o donde existe la (nefasta) posibilidad por parte del empleador de rescindir el contrato en cualquier momento sin manifestar alguna causa ni pagar indemnización.
De todas formas, no se trata de la única diferencia. La planta permanente cuenta con un régimen de licencias que facilita diversos aspectos de nuestra vida cotidiana (por ejemplo, otorga días por mudanza, permite horario reducido para quienes estudien (¿por qué existen las pasantías, entonces?), habilita a tomarse licencias sin goce de sueldo (por ejemplo, para viajes extensos), permite trabajar en comisión en otras dependencias, etc.), que las restantes contrataciones poseen parcialmente o no las poseen.
Todos estos beneficios y otros más, los perdemos TODOS cuando se establecen distintas formas de contratación precarias, que además nos fragmentan a la hora de realizar nuestros reclamos.
Por eso, el pase a planta permanente es una reivindicación que entendemos que puede ser tomada por una gran mayoría de las y los trabajadores del Ministerio, conjuntamente: Sean por aquellas personas que están encuadradas en las variadísimas formas de contratación, como por aquellos empleados que hoy en día son de planta y reconocen que siempre es mejor cuanto mejor esté el conjunto de todos los trabajadores.
Contar con mayor cantidad de compañeras y compañeros contratados bajo la misma modalidad nos permitiría sumar fuerzas al unificar los reclamos.

¿Pero vamos a estar mejor... o no?
La forma con la que el Ejecutivo Nacional está abriendo espacios en la plata permanente cuenta con muchos problemas:
-Se realiza por medio de “concursos” para cubrir cargos que ya hoy día están ocupados por personas que ya están realizando las tareas. Es decir, se realiza un procedimiento innecesario ya que deberían reconocerse derechos laborales de quienes ya trabajan, y no abrir un nuevo proceso de selección.
-La poca cantidad de concursos genera una gran competencia entre trabajadores y trabajadoras de las mismas dependencias, propiciando un ambiente laboral poco constructivo y una situación de desconfianza y división entre los trabajadores de cada oficina.
-Por otro lado, al ingresar a la planta, se niega la antigüedad. Por ejemplo, en el caso de la ley marco, el grado con el que ya contábamos se verá reducido. Originalmente el pase a planta nos hacía “partir de cero”, aunque ahora están evaluando contabilizar uno de cada dos grados... o incluso menos.
-Al ser parte de la planta, se deja de percibir el adicional del 7,5% que reciben los trabajadores contratados bajo la ley marco sin titulo entre los grados 0 y 4.

En vistas de estas consideraciones vemos necesario no sólo bregar por la incorporación de todos los trabajadores a la Planta Permanente, sino a que se modifiquen las condiciones en las cuales debería darse dicho ingreso y se garanticen todos los puestos laborales actuales.

No es imposible...! 
Depende de nuestra capacidad de organizarnos para terminar con las múltiples modalidades de precarización. Aunque pasó hace rato el “Año del trabajo decente”, seguimos peleando por conseguirlo!