jueves, 30 de abril de 2015

1ro de mayo - 1886 - 2015

No hace falta ir a 1886 para pensar en el 1ro de mayo. No hace falta que llegue el feriado para saber que los trabajadores y trabajadoras compartimos muchas cosas, y que van más allá de alguna coincidencia sobre los días laborales y los no laborales.

Hace falta intentar dejar atrás tantas contrariedades internas que nos cruzan todos los días. Esa presunción de culpabilidad del/la compañero/a que tenemos al lado, de que siempre estan mejor que nosotros, de que siempre nos cagan. La pregunta quizás sea si no ganamos más mirando un poco más lejos, peleando codo a codo para terminar con los problemas que tenemos en común.

La lucha es cruel y es mucha, dice un tango nuestro, y no menos nuestra es la legislación que fija en 8 horas la jornada laboral. Es cierto, no se cumple para muchísimos, pero no es casualidad ese número. La legitimidad mundial de esa porción del día para el trabajo es motivo de pelea día a día, fue motivo de pelea también hace 129 años y en Estados Unidos, donde enormes movilizaciones obreras sostenían con su presencia en las calles y su ausencia y huelga en los lugares de trabajo que no se podía vivir más así.
Los dueños de las fábricas, los dueños del mundo, no estaban de acuerdo. Por eso su Estado reprimía esas grandes marchas, por eso los activistas sindicales eran perseguidos por su ideología (muchos de ellos anarquistas, otros comunistas), ya que se difundían sus ideales (que compartimos) de un mundo sin explotación ni opresión, de un mundo sin miserias, de un mundo donde no se malviva para que otros bienvivan.
Cuando no alcanzaba la persecución de las ideas, llegaban los palos y las balas, corría la sangre de los trabajadores.
Pero no bajaron los brazos. Y aunque en 1886 condenaron a 5 de los dirigentes de aquellas huelgas a la horca, y a otros 3 a reclusión perpetua, no se puede tapar el sol con las manos. La fuerza de los trabajadores cuando se pone en acción es imparable, por más palos en la rueda que los de arriba intenten poner. Por eso la división es el objetivo número uno de quienes ejercen el rol de empleadores. Nos necesitan enemistados/as, silenciosos/as, temerosos. Nos necesitan sin sueños. Nos necesitan sin ideales. Nos necesitan sin utopías. Lo sabemos bien en nuestro país, donde la dictadura y el neoliberalismo buscaron esos mismos objetivos, y aún nos cuesta levantar cabeza, imaginar un futuro mejor más allá de este capitalismo, a veces mas salvaje, a veces mas humano.

El 1ro de mayo es el día del trabajador/a, pero no es un día de paseo, es una marca ROJA en el calendario escrita con sangre de laburantes en lucha.

Una buena forma de pasar este finde largo es juntarte con otros compañeros/as, acercarte a cualquiera de los actos o encuentros que se harán para conmemorar la fecha entre laburantes, entre luchadores. Ir a buscar la historia, que es otra forma de imaginar como construir el futuro.
Necesitamos volver a ponernos en acción, volver a tener proyectos colectivos, volver a confiar en la fuerza de nuestras luchas, en la importancia de nuestras organizaciones (sindicales, políticas, sociales, etc). Si hacemos un poco de memoria, si miramos al costado en la historia reciente también podemos presentirlo, como un murmullo tenue, de una voz firme y segura:
Nuestra fuerza es el poder de la unidad, luchando somos imparables. Los trabajadores/as podemos cambiar la historia.

 -------

" Acaba el corredor, y ponen el pie en la trampa: las cuerdas colgantes, las cabezas erizadas, las cuatro mortajas.
Plegaria es el rostro de Spies; el de Fischer, firmeza, el de Parsons, orgullo radioso; a Engel, que hace reír con un chiste a su corchete, se le ha hundido la cabeza en la espalda. Les atan las piernas, al uno tras el otro, con una correa. A Spies el primero, a Fischer, a Engel, a Parsons, les echan sobre la cabeza, como el apagavelas sobre las bujías, las cuatro caperuzas. Y resuena la voz de Spies, mientras están cubriendo las cabezas de sus compañeros, con un acento que a los que lo oyen la entra en las carnes: “‘La voz que vais a sofocar será más poderosa en lo futuro, que cuantas palabras pudiera yo decir ahora.” "

José Martí, Corresponsal en Chicago por La Nación