viernes, 10 de diciembre de 2021

Tenemos memoria: No al acuerdo con el FMI

Quienes somos parte de “QueMecontas?” no somos indiferentes a que el organismo donde trabajamos todos los días esté negociando un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. El estado argentino adscribió a ese organismo en 1956, por medio de un decreto de “la fusiladora”, la dictadura que nació del golpe de estado que derrocó en 1955 a J. D. Perón. Los acuerdos con el FMI cada vez que se firmaron implicaron un viraje o un reforzamiento de la subordinación a Estados Unidos, sea en forma de aceptación de las políticas de ajuste del gasto, rebaja de salarios estatales, congelamiento de la Planta Permanente, tarifazos, devaluaciones, rebaja de jubilaciones, privatizaciones o incluso la vigilancia directa de las políticas públicas. Cuando se firma un acuerdo con el Fondo, burócratas que nadie votó pasan a aprobar o desechar cada política en función de sus propios intereses. Además, se impone la búsqueda de generar “clima de negocios”, eufemismo para explicitar que se buscará favorecer siempre a los empresarios, ante cualquier diferendo legal o protesta obrera y popular. La represión pasa a estar a la orden del día y se promueven las privatizaciones y evitar todo conflicto con los grandes propietarios. Las idas y vueltas como con Vicentín y la Hidrovía quedan ya en el olvido: adios perspectivas de mayor involucramiento estatal en la economía.
El acuerdo que Macri firmó en 2018 permitió la fuga de capitales de empresarios locales y extranjeros, dando al Gobierno anterior un aire que económicamente no tenía. Es público que el FMI otorgó este préstamo para beneficiarlo porque coincidían con su programa y querían evitar que cayera o que sus políticas fueran discontinuadas. Hasta ahora, gran parte de las promesas con las que asumió el nuevo gobierno no se han cumplido. La pandemia implicó un escenario mundialmente novedoso y de crisis, que se asumió con un conservadurismo notorio, con rebaja a jubilaciones, estatales, solo 3 IFE (ingreso familiar de emergencia), no evitó que pierdan el empleo 1.500.000 personas y hasta reprimieron a quienes buscaban un pedacito de tierra para vivir como en Guernica.
El acuerdo con el FMI implica asumir que lo central del país es su sector exportador, sea el sector agrario o los sectores que puedan surgir de la mano de la inversión externa (como los grandes proyectos mineros, las granjas porcinas u otros), a la que se le garantiza que no se le subirán impuestos junto con un tratamiento siempre preferencial. Significa priorizar el pago a especuladores financieros y a las grandes potencias en detrimento de la deuda al interior del país. ¿En qué “cronograma de pago” figura la devolución del 30% del salario de los estatales que nos recortaron en los últimos 4 años? ¿Y las jubilaciones dignas en qué año se van a pagar? La recuperación económica, la creación de puestos de trabajo, obra pública, la salud, la educación, las políticas contra la violencia machista, todo pasa a un plano secundario. 

Si bien aún mantienen en secreto la letra chica del acuerdo, conocemos al FMI y sabemos que no hay forma de que sea positivo. Si hay alguna condición que se relaja, sea un porcentaje más de déficit o que no se implemente una nueva reforma previsional o laboral (por ley), será sólo porque ya los últimos 4 años se ha hecho ese trabajo sucio. Las imposiciones que el FMI trae bajo el brazo no son pasajeras: Por poner solo un par de ejemplos, en los 90s el congelamiento de vacantes llegó para quedarse y todavía se vota año a año en las leyes de presupuesto. De cientos de empresas públicas privatizadas en aquellos años, se cuentan con los dedos de la mano las que volvieron a manos del Estado.


¿Hay alguna alternativa que no implique “caerse del mundo”? Si…Suspender los pagos, investigar a fondo todo el proceso de endeudamiento, unir internacionalmente a los países que están pasando por crisis de deuda (¡más de 100!), y poner todos los recursos estatales al servicio de una recuperación económica y social. No sería un camino fácil pero tampoco lo es un acuerdo con el FMI y su reguero de miseria.