La existencia de
delegados, está constituida por diversos elementos:
> La elección: no se
trata de alguien que se autoproclama delegado. Al delegado lo
elegimos entre quienes somos parte de un cierto ámbito.
> Su participación
ante problemas concretos de las y los compañeros: como trabajadores
y trabajadoras sabemos que hay muchas cuestiones que dejan mucho que
desear: en nuestras condiciones laborales, en nuestras formas
contractuales, en el trato que nos dan las autoridades o el legalismo
de RRHH.
> Su mediación ante
las autoridades: No resuelve problemas puntuales, sino que hace de
mediador entre el grupo organizado y quién pueda dar una respuesta.
La gracia de que interceda un delegado es que su voz es la de quiénes
le dieron un mandato. No es sólo su palabra la que tiene que
expresarse ante las autoridades: es la de todos sus compañeros, así
que por eso cuenta con una fortaleza que no la tenemos si nos
entrevistamos por separado: unidos somos más fuerte.
El tener esta forma de
organización gremial en nuestro lugar de trabajo implica una gran
responsabilidad.
> Por parte de quienes
asumen esa tarea, que se comprometen a estar al tanto de las
novedades gremiales, la coordinación con otros sectores que estén
desarrollando discusiones o luchando por ciertas reivindicaciones,
los beneficios que otorga ser parte de un gremio (descuentos, lugares
para vacacionar), y mucho más, para circular la información entre
sus compañeros y compañeras, acercar inquietudes al gremio,
realizar averiguaciones en recursos humanos, etc.
> Por parte de quienes
eligen a los delegados, implica un compromiso de informarse, estar
atentos a aquellas cuestiones de otros trabajadores que nos llamen a
movilizarnos, a ser solidarios, implica dejar de lado la
indiferencia, apuntar a dejar atrás el individualismo. Jugarnos a
dar las peleas por nuestras condiciones laborales en forma colectiva,
confiados de que organizados tenemos más posibilidades de estar cada
vez mejor, entre todos.
En el Ministerio de
Economía actualmente no existen delegados formalmente elegidos en
las distintas oficinas. Sin duda se trataría de un avance el poder
discutir en nuestras oficinas la posibilidad de contar con delegados,
que tengan una cobertura formal gremial.
Reclamos sobran
(salario, horas extras, asignaciones, contratos, la falta de la
guardería y un largo etc.).
Problemas con
funcionarios sobran.
Lo que falta es
organización. Entre todos podemos cambiarlo.
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