Desde “QuéMeContás?” queríamos
compartir unas reflexiones sobre el actual proceso de 921 concursos que se
están desarrollando en el Ministerio este año.
Para comenzar, entendemos que la
estabilidad laboral es un derecho que tenemos las y los estatales para evitar
que ante cambios de gestiones se pretenda barrer con la planta operativa
habitual de cada organismo. Lamentablemente se ha perdido esa estabilidad para
la gran mayoría de las y los estatales nacionales, que somos contratados/as
sujetos a una gran discrecionalidad por medio de contrataciones “transitorias”
o de fraude laboral (monotributo, pasantías).
La razón “legal” de esa pérdida son
las modificaciones que impusieron las normativas de Emergencia Económica y
Reforma del Estado, que han congelado las vacantes para el empleo en el Estado
Nacional, por medio de varias oleadas de normas (Ley 23697/89 -Impulsada por
Menem-Cavallo-, Ley 25327/00 –De La Rua-Lopez Murphy-),
y se prorrogan en el Presupuesto de cada año los artículos que inhiben la
realización de nuevos concursos “salvo excepciones”.
Es decir, una porción muy importante
de quienes hoy en día trabajamos en el Estado Nacional no hemos atravesado el
proceso de concursos para acceder a nuestros cargos, sino que hemos tomado
idoneidad con la permanencia en ellos. Sin embargo, no nos cabe responsabilidad
por esa situación, que es obra de quienes gobernaron y gobiernan nuestro país
con normas que obligan a que el trabajo que existe en los organismos se realice
por formas de contratación precarias.
¿Pero qué
pasa con estos concursos?
Si bien 921 es un número importante en
relación a las pocas incorporaciones a la Planta en los últimos 20 años, la
mayoría de los trabajadores del Ministerio van a seguir quedando afuera ya que
hay aproximadamente unos 5 mil trabajadores que quieren lograr estabilidad o
bien ascender dentro de la carrera administrativa.
Desde distintos medios se intenta
generar en la opinión pública el clima de que organizaciones oficialistas
estarían realizando un ingreso en masa al Estado. Si bien seguramente hay
compañeros y compañeras que trabajen en el Estado que hayan entrado por su
cercanía política, lo cierto es que los concursos no van a ser parte de un
“ingreso masivo” de personal de tal o cual organización, sino que van a ser una
manera sumamente engorrosa de que un sector de contratados accedan a contratos
con estabilidad.
Sin embargo, esto no quiere decir que
se encuentren al margen de la discrecionalidad política:
- En muchos casos, en particular en la
Sec. de Hacienda, los concursos se utilizarán para que los funcionarios se
autoadjudiquen una estabilidad laboral en caso de que se caigan sus
designaciones transitorias.
- Escasa o nula oferta de cargos para
tareas administrativas en Hacienda, Política Económica, Finanzas y Comercio.
¿Para los funcionarios, sólo hay profesionales o personal dedicado al
mantenimiento? ¿Se imaginan un día sin secretarias/os?
- Favoritismo por determinadas
Secretarias. Es notoria la diferencia entre algunas oficinas donde
prácticamente hay puestos para todos los que actualmente están trabajando con
otras en las que van a terminar 40 personas compitiendo por el mismo puesto o
directamente quedando excluidos por los requisitos. En términos generales el
favoritismo se observa en la Sec. de Política Económica donde los funcionarios
interpretan que tienen más "tropa propia" y en detrimentro de otras
Secretarías como Hacienda, que la consideran un Ministerio aparte.
De esta manera, la expectativa de los
concursos que se genera en la SPE es simétrica al desgano y la bronca que
generan en Hacienda.
-La Sec. Legal y Administrativa es la
más beneficiada, con 253 cargos a concursar, que nos preguntamos si serán por la
necesidad de los funcionarios de mantener tranquilo a un sector de abogados
particularmente sensible por los juicios y la información que manejan
(incluyendo en eso el manejo poco claro de los
honorarios).
-La Unidad Ministro es la segunda área
con más concursos: 209. Resulta llamativo que sean necesarios más puestos para
acompañar las tareas del Ministro que para elaborar la política económica o
gestionar la administración financiera del país. Dentro de estos perfiles hay
mayoría de letras D, salarios muy bajos (salvo que sean complementados por
Horas Extras, que nuevamente se asignan en forma discrecional).
Juegan con
nosotros
Al tratarse de concursos abiertos y no
un pase a planta como reclamamos, nos obligan a competir con cualquier persona
del país que quiera presentarse, por más de que exista cierta ventaja en favor
de quienes actualmente ocupan los cargos.
Los perfiles de cada cargo no se sabe
quién los ha realizado. En la mayoría de los sectores, los Directores de cada
área han quedado al margen de su elaboración. Así, las vacantes de esas áreas
han sido digitadas “desde afuera” para que las gane algún favorito de quién-sea-que-haya-hecho-los-perfiles.
En otros casos los Directores han
participado pero con arbitrariedad o inoperancia, sin ser capaces de favorecer
desde los perfiles a quienes hoy día trabajan en cada área, dejando afuera desde
el vamos a quienes hace años que trabajan en sus sectores (títulos terciarios que nadie
de las áreas posee, o el caso inverso, acotando los títulos dejando afuera a
compañeros/as del sector, etc.).
Los cargos concursados, si bien
permiten acceder a la estabilidad una vez finalizado el proceso, la designación
y el año “a prueba”, no necesariamente implican mejoras salariales. Aquellas personas con más antigüedad en el
Ministerio se ven perjudicadas por el reconocimiento parcial de los grados
actuales.
Tampoco es claro que sea una buena
idea concursar para quienes hayan obtenido su título universitario hace poco
tiempo, ya que si pueden acceder a una C, probablemente terminen no
presentándose ya que es muy improbable que cuando cumplan los 3 años de título
se abra un concurso para pasar a categoría B (lo mismo los estudiantes que
podrían concursar por una letra D).
Quienes hoy día se encuentran bajo el
régimen de Planta Permanente se encuentran en gran parte excluidos de este
proceso, que no les abre las puertas masivamente a poder aspirar a las
recategorizaciones que merecen.
El cronograma es poco creíble, ya que
las designaciones de los concursos 2013 demoraron 2 años (y solo se designó al
60%) y eran muchísimos menos puestos.
No nos
quedemos de brazos cruzados!
Entendemos que hay sectores gremiales que
con su silencio e inmovilismo sobre los niveles salariales y a la precarización
han hecho un gran favor a la gestión actual que puedan haber salido favorecidos
en este proceso, participando en instancias que se mantuvieron en las sombras,
o recibiendo cargos en ciertos sectores.
Lamentamos esa actitud impropia de
cualquier sindicato, canjeando derechos laborales por dádivas para usar
prebendariamente. Proponemos el camino contrario, organizándonos para realizar
exigencias por nuestros reclamos sin jugar con las necesidades de nuestros
compañeros ni actitudes clientelares.
Por otro lado, la competencia que se
genera en las oficinas y el tiempo que habrá que dedicarle al proceso, al
estudio para las evaluaciones, etc., pueden obrar contra nuestra organización
colectiva y la lucha por salarios y la estabilidad para todos. Tendremos que
poner todo nuestro compañerismo y solidaridad en juego, evitemos esa trampa!
Por todo esto,
llamamos a organizarnos en nuestras oficinas, participar en las asambleas,
poner en discusión todo el proceso, pelear por el pase a Planta Permanente de
TODOS/AS, por mejorar el nivel salarial de nuestra grilla.
Y más allá de todas las irregularidades y discrecionalidades que mencionamos llamamos a todos los compañeros que puedan y quieran a inscribirse y que peleemos en todas las instancias del proceso para neutralizar las arbitrariedades de los funcionarios.
Y más allá de todas las irregularidades y discrecionalidades que mencionamos llamamos a todos los compañeros que puedan y quieran a inscribirse y que peleemos en todas las instancias del proceso para neutralizar las arbitrariedades de los funcionarios.
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